Te presentí pensamiento, entelequia, semilla.
Te supe antes incluso que él. Te percibí pronta, hermosa, mimada y perfecta.
Naciste para mí, cuál Afrodita, esa tarde nublada en el mar cuando la idea prendió en él.
Me enteré que eras átomos por teléfono y lloré de emoción.
Naciste para el mundo ese día frío y tu primera foto con él fue mi foto de perfil en Msn durante meses. Algún día te contaremos qué es un MSN.
Te amaba por suya, por amada por él, por soñada conmigo, por charlada, por increíble y primogénita.
Tenés sus ojos infinitos y su sonrisa absoluta. Guardo tus fotos en papel y pinxeles desde hace década y media .
Nos cruzamos en el mundo real sólo una vez. Un día entero en que tus hermosos rulos y tu mundo gigante no entendía porque él me tocaba las manos.
Era lógico que tus manitos diminutas agarraran las suyas y las sacaran de las mías. Era esperable que no entendieras por qué él - siempre tan lejano con casi todos- no paraba de acercarse a mí instintivamente.
En un mar de gente sin cara no sabés que existo, que algunas fotos que él te manda de cuando medías cm. se las paso yo.
Te veo inmensa, genial, increíble y poderosa a través de sus ojos y pienso que - aunque jamás vas a saber cuánto te amo a través de él - es un placer sentirte creciendo en las historias que él me cuenta, en la admiración que él te tiene y tontamente supongo que algo de ese afecto que yo le dejo a él para vos te llegará como una flama en una noche fría de invierno.